En Balaton Park asistimos a la enésima exhibición de Marc Márquez. Era un doblete cantado. De hecho, se adivinaba la exhibición porque, como confesó a posteriori el propio octocampeón, era un circuito de los que le gustan. De esos en los que predominan las curvas a izquierdas y le hacen sentirse tan cómodo que empieza a fluir. «Se me dan mejor los circuitos raros, anti-trazadas, de improvisar», sintetizaba el indiscutible líder de MotoGP 2025 después de arrasar en la pista húngara.
El asunto es que el Mundial vuelve tras una semana de parón para recalar en Montmeló. En el Circuit se disputará la decimoquinta cita de la temporada, el Gran Premio de Catalunya. Y esta no es precisamente de las pistas talismán del competidor ilerdense. Lo que sucede es que llega en un estado de forma brutal, por lo que igualmente partirá como candidato número 1 para ganar y, por ende, para mejorar sus increíbles registros. Encima cuenta con el plus de que si le mete, al menos, 10 puntos a su hermano Álex (ahora mismo le aventaja en 175) se haría acreedor a un match ball en Misano. Y la posibilidad de poder conquistar la novena corona en casa de Valentino Rossi seguro que otorgará una motivación extra al insaciable corredor de Ducati.
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