Este sábado por la mañana, Pecco Bagnaia deberá pasar por la primera criba de la cronometrada (Q1), algo que no tuvo que hacer en todo el año pasado. Sin embargo, el italiano tendría que estar directamente clasificado para la Q2, de no ser por el tremendo error que se gestó en el despacho de Dirección de Carrera en los últimos tres minutos del entrenamiento, cuando todos los pilotos llevaban a cabo su última tentativa de vuelta rápida.
A pesar de que el incidente inmediatamente posterior con Franco Morbidelli, a quien Bagnaia se encontró en medio de la trazada, centró gran parte de la atención de las cámaras, el turinés salió más cabreado con la cancelación de la vuelta anterior.Por una razón que no ha trascendido, los comisarios de pista activaron las banderas amarillas de forma errónea. Al percatarse de la situación se intentó corregir sin éxito y, de hecho, la cosa todavía empeoró.“Fue un caos de luces verdes y amarillas. No se entendía nada”, describió Bagnaia, cabreado por partida doble. En primer lugar, porque Dirección de Carrera asumió haber cometido el error, pero no le devolvió la vuelta que le había cancelado, y que le habría dado el pase directo a la Q2. Y, en segundo lugar, por el fallo en sí: “No sabían cómo funcionaba el sistema de las banderas y comenzaron a apretar botones”.
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