Visitamos la fábrica de Polini

Polini está ligado en mi imaginativo a Vespa, recuerdo las preparaciones de la fábrica de Bérgamo sobre modelos de la lenta y poco deportiva scooter italiana para convertirla en auténticas deportivas para la época.

A día de hoy la marca transalpina sigue fabricando piezas especiales para modelos Piaggio, pero también de otras marcas, en total más de 5.000 referencias y que hace un tiempo se ha salido del mundo de la moto para revolucionar los sectores de los paramotores y de las bicicletas eléctricas.

La marca tiene cómo claim “Transformar lo bueno en excelente” y eso es los que pretende cada una de las piezas que se fabrican en la moderna fábrica de Bérgamo, no pretende ser una marca que ofrece piezas de recambio alternativas a las originales, sino que ofrece piezas que mejoran el rendimiento y el funcionamiento de las que monta de serie cada moto.

Un servidor durante media vida ha vivido entre fábricas, sobretodo del mundo del plástico y impresión, pero también viví una inolvidable época en que mi padre colaboraba con Derbi y recuerdo con añoranza el oficio y sobretodo la pasión de aquellos que buscaban mejorar día a día sus productos, cosa que hoy no pasa, se diseñan, se prueban, se comercializan, y si salen mal, se retiran del mercado. En Polini he vuelto a sentir esa pasión por el trabajo, por mejorar y sobretodo para que sus clientes de todo el mundo disfruten de sus monturas.

Polini es una de las pocas marcas de mi niñez que aún sigue en pie y lo hace con unos pilares bien asentados, con un prestigio que otras perdieron rápidamente y que no volvieron a recuperar.

La visita a la factoría Polini me permitió conocer en profundidad la marca, darme cuenta de su dimensión y ver que la gasolina sigue corriendo por sus venas,

La firma Polini fue fundada en 1945 por Battista Polini, primero con un taller de bicis (mercado al que ahora vuelve con su excelente motor pedalec E-P3), pero pronto se dedicaría en la búsqueda continua de nuevas soluciones para garantizar que los motores (Vespa y Lambretta), ofrecieran cada vez mayor rendimiento y fiabilidad.

El secreto de la longevidad de la marca ha sido el inconformismo, buscando mejorar sus productos y sobretodo su dedicación a la competición, con la creación de distintas copas de promoción, sobretodo en Italia.

Otro de los puntos fuertes de Polini es que no ha sucumbido a los bajos precios de la mano de obra asiática y sigue fabricando casi la totalidad de sus piezas en Italia, ejemplo que me gustaría que siguieran otras marcas.

La factoría de Bérgamo es el cerebro y también la planta productiva de la marca, allí se desarrollan los productos, se producen prototipos, se prueban, se industrializan y luego se producen en masa, pudiendo de esta manera ser más rápidos y proactivos, ya que también ofrecen el servicio pos-venta.

Polini fabrica piezas para motocicletas de marcas tan dispares cómo Kymco, Sym o Peugeot aunque su especialidad son los motores Minarelli-Yamaha y Piaggio, tanto para modelos de calle cómo de competición.

Polini cuenta con una fábrica de casi 14.000 m2 en la que trabajan 70 trabajadores.

El futuro de Polini está en la diversificación, con la entrada ahora en el mundo de las e-bikes, pero también en uno de los productos que más fama le está dando actualmente cómo son los variadores de scooter o los carburadores.

La verdad es que esta visita me hizo disfrutar plenamente de un mundo al que hacía años que no prestaba mucha atención, sobretodo por la deriva de la industria a la fabricación de bienes de consumo sin poner pasión en ello y la verdad es que Polini me ha abierto los ojos para pensar que no todo está perdido, la verdad es que deseo sinceramente un futuro muy exitoso a esta empresa apasionada por su trabajo.

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